COMO UNA HORMIGUITA

Sí, como una hormiguita, así me hizo mi madre mi ajuar. Con mucha ilusión y mucho tiempo. Me cuenta que ya de pequeña fuimos a una tienda y salí llorando porque le dije que yo quería un ajuar, y me tuvo que comprar unas sábanas y las llevó a la bordadora. Fueron mis primeras sábanas y tendría unos 6 años.

Poco a poco me fue comprando sábanas y las llevaba a una bordadora que era vecina nuestra. Algunas con puntillas, otras con incrustaciones, algunas de ellas muy sencillas pensando en no dificultar demasiado el trabajo. Todas ellas muy bonitas y casi todas con mis iniciales bordadas.

A lo mejor se trata de una cosa un poco pasado de moda, pero a mi me encantaba, que ilusión cuando miraba mis cajones llenos de sábanas preciosas.

Todo el mundo me decía, si muy bonitas, pero ya verás como no las vas a poner, luego con el trabajo, las labores de casa y todo... no tendrás tiempo de planchar...

Pero estaban muy equivocadas, llevo cinco años casada y todos los sábados saco mis sábanas limpias y hago la cama con la ilusión de una novensana.

Mi madre tuvo ilusión de hacerme el ajuar que ella no pudo tener,y desde luego, el mejor homenaje que puedo hacerle es poner las sábanas y no olvidarlas en el cajón.

Aquí os muestro como me han quedado, me gusta poner el emboce a la vista el primer día que están planchadas.

Desde la ventana veo caer la nieve. Pero en casa estoy calentita.

Gracias mamá. ( Se nota que estoy muy enamorada de mi madre ¿verdad?)